10 preguntas a Pablo Giordano
Entrevista realizada por Andrés Nieva, agosto 2009
1. "La felicidad es un Gordini" forma parte de diez años de poesía, cuál es el principio que te motivo a escribir estos poemas.
El principio motivador fue aprender y jugar a escribir poesía. Nada más. Tené en cuenta que en ese libro hay poemas que escribí a los quince años. Entonces estaba muy influenciado por Alejandra Pizarnik y se nota.
2. Participaste en dos antologías de cuentos que se editaron recientemente, que características según tú punto de vista debe presentar un cuento.
Bueno, no lo sé. Lo que sé es que el cuento a diferencia de la novela, es una pieza de relojería pequeña y precisa, donde lo asombroso radica en su funcionamiento, en el mecanismo que permite ver una superficie simple de apariencia natural, mientras debajo han sido colocados con perversidad engranajes que la provocan.
3. Que poesía prefieres leer, con estructura clásica, sin formas, ambas.
No soy un gran lector de poesía, para mí la mayoría es basura. Porque la poesía es difícil. Y hay poca poesía relevante. Suelo revolver muchísimos libros hasta dar con algo trascendental. Siempre termino en los mismo autores, que son indispensables si uno quiere dedicarse al arte. Hablo de Pessoa, Pound y pocos más.
4. En que proceso estás con la novela que subes capítulos cada lunes en tu blog.
Empecé a postear la última parte. La novela tiene seguidores fieles, eso está bueno, he tenido muy buenas devoluciones, ¡y también reclamos de continuidad!
5. Cuáles son los estados de ánimo que te invitan a crear una obra y cuales no.
Ese es un tema difícil. En general hago todo lo posible para no sentarme a escribir. Tengo una negación que no puedo extirpar y lo intento a fuerza de trabajo y recordar lo bien que estoy cuando algo cierra, cuando empieza el proceso de corrección de un cuento, por ejemplo. Entonces suelo abrir tres o cuatro a la vez y escribir un poco de cada uno por semana, sin pretensiones, hasta que a alguno se le ocurre cerrar y lo persigo día y noche hasta que me representa.
6. En Córdoba existe gran cantidad de gente que escribe poesía y poco narrativa, que opinión tenés al respecto.
No es un fenómeno solo cordobés. Cuando una persona (generalmente en la adolescencia) decide dedicarse a escribir, elige hacer sus primeras armas literarias en la poesía. Creen ver en el hecho de escribir versos una facilidad: no hay que escribir mucho (una poesía puede tener un solo verso); no hay que ser necesariamente coherente; no hay que contar necesariamente una historia, no hay que plantear ninguna teoría u opinión e, inclusive, un golpe de azar puede convertir a nuestro mejunje de palabras y sensaciones en un muy buen poema. Eso creen los ingenuos que sospechan cierta facilidad para la poesía. Y después, el factor determinante en los últimos tiempos: la web. “Lo cargo y a alguien le va a gustar”. Ante este fenómeno, llegando al extremo de resultar molesto, algunos intelectuales han llamado la atención sobre las toneladas de basura poética que circula. Y esta idea salpica injustamente a toda la poesía, tiñendo de sospechas al mismísimo género. Cuando le pregunté a Carlos Barbarito si era verdad que la poesía estaba subvalorada con respecto a otros géneros me contestó que un poeta actúa a través de las grietas, de los intersticios, no porque lo quiera, porque está obligado a hacerlo. Generalmente, y al decir generalmente me expreso con suavidad, fracasa. Fracasamos. La única estética posible es la del fracaso, dice Cocteau.
7. Elige un cuento de Salinger, Borges; Cortazar, A. Castillo, Chejov, Kafka, Mauppasant. Cuál sería y porque.
Uff, arduo trabajo. De Salinger eligiría “Un buen día para el pez plátano” porque es absolutamente brutal. De Borges me gusta mucho “Emma Zunz”, porque en el final devela todo un universo, el de las causas y efectos como piezas intercambiables de la realidad. De Cortazar me quedo (así rápido) con “Carta a una señorita en Paris” porque fue mi primer encuentro con el absurdo (pero no puedo evitar recordar “Casa Tomada”, “La Noche boca arriba” y “Autopista del sur”, por supuesto). A Chéjov no lo he leído mucho, pero recuerdo “Amorcito”; Kafka tiene ese monstruo paradigmático llamado “El castillo”. Y de Maupassant es imposible no recordar Tombuctú. De Abelardo recuerdo muy presente a “El candelabro de plata” específicamente por este pasaje: “Quiero decir algo: miento prodigiosamente. Y es natural. La fantasía del que está solo se desarrolla, a veces, como una corcova de la imaginación, un poco monstruosamente; con ella elabora un universo tramposo, exclusivo, inverificable, que —como el creado por Dios— suele acabar aniquilándose a sí mismo. El suicidio o la locura son dos formas de Apocalipsis individual: la venganza de la soledad”
8. ¿ Sos un lector salvaje que lees todo el tiempo o solo por períodos. Tu biblioteca va aumentando con los años o básicamente hay pocos libros.
Leo todo el tiempo, pero salvaje soy por la forma de leer. llevo una lectura fragmentada y caótica. En mi biblioteca de papel hay pocos libros, aumenta lentamente. Espero ansioso que bajen los precios de los e-book readers.
No tengo un fetiche con los libros, pero colecciono estampillas. Tengo una de Bohemia y Moravia, un país que duró lo que un suspiro.
El Primero que leí en mi vida debe haber sido El Monte era una Fiesta, de Gustavo Roldán, o bien Luzul, el muchacho espacial, ya no recuerdo. El último que leí fue Zen en el arte de escribir de Ray Bradbury. En todos ellos se encuentra una desprejuiciada frescura.
Andrés: Me gustaron mucho los reportajes realizados a los autores de libros publicados por Textos de Cartón. Felicitaciones!
ResponderEliminarCarlosPa